¿Qué es el Ikebana?

El ikebana es un antiguo arte que utiliza flores y elementos vegetales. Emerge de un respeto a la naturaleza profundamente arraigado en la cultura japonesa. Etimológicamente, la palabra ikebana procede de "ikeru": conservar vivo y "hana": flor, pero con un concepto amplio; engloba a lo que procede del mundo vegetal, podemos decir que se trata del arte de conservar la flor viva.
Otra palabra para ikebana es  Ka-Do, "ka" también significa "flor" y "" una "senda" o "camino", igual que en las artes marciales: "judo", "aikido", que también terminan en la palabra camino. A través de estas actividades se puede encontrar la senda o camino hacia nuestra propia realización.
El camino de las flores, también es un camino espiritual, que  nos muestra cómo debemos afrontar la vida en su totalidad. 
Además de su propósito estético, también se utiliza como método de meditación, pues está conectado con el flujo de las estaciones y ciclos de la vida. Pone de relieve la conexión con la naturaleza como medio de autoexpresión y desarrolla nuestra habilidad para ver formas nuevas. Las flores preferidas son las que crecen naturalmente en el jardín o en el campo en el momento de efectuar el ikebana. Raramente se utilizan flores  en ramos, por el contrario, se prefieren flores aisladas y capullos cerrados. No se emplean ramas de árboles que producen hojas grandes o arbustos con abundancia de hojas, excepto cuando están  en brote. 
K. Hokusai
Esta práctica tiene una doble finalidad: primeramente, cuando una rama se halla todavía en brotes, la belleza de la línea de la vara no se ve disminuida: en segundo termino, el empleo de brotes permite disfrutar del placer de verlos abrir lentamente. Así pues, son composiciones de motivos decorativos mediante flores, aunque también ramas, hojas, frutos y semillas. El ikebana también extrae la belleza de la transitoriedad de las cosas , los brotes, las vainas de las semillas, las hojas dañadas son elementos que reflejan el cambio de las estaciones y los ciclos de la vida.
El hecho de que las obras sean efímeras, debido al material de que están hechas, lo convierte en un acto de reflexión sobre el paso del tiempo. El ikebana enseña la fragilidad de la vida y su permanencia durante un tiempo limitado. 
También a través del ikebana, se aprende a la idea de que nada en la naturaleza es perfecto, pues no hay dos hojas idénticas. Se valora la imperfección, las formas retorcidas y los tallos que adoptan formas caprichosas.  
La belleza del ikebana proviene de su simplicidad, su fugacidad. Algunos maestros dicen que "el ikebana no consiste en lo que añades en un arreglo, sino en lo que quitas". Si se simplifica la composición, cada detalle puede apreciarse más fácilmente. 
El  objetivo del ikebana es acentuar cada elemento, la línea de crecimiento es de gran importancia , las hojas y las flores son consideradas como embellecedoras del tallo.

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