Parte de la técnica de ikebana es la actitud de quien lo practica y el clima del espacio que se utiliza.
Para mantener la frescura de las plantas se
emplean varias técnicas, el método más común consiste en cortar la base de
los tallos bajo el agua (mizugiri) y usarlos inmediatamente.
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Si las ramas son muy pesadas también puedes utilizar una apoyo o muleta para sostenerla mejor. También puedes clavar otro kenzan a modo de contrapeso.
Con tallos finos, más delgados que las púas del kenzan, para añadir espesor, se puede atar una pieza corta adicional
del mismo material o de otro material diferente en la base. También se pueden utilizar tallos huecos a modo de "zapatitos", el equisetum es perfecto para esta técnica.
El tallo puede apoyar en el recipiente de distintas formas y podemos variar su dirección con los métodos siguientes:
El respeto por las otras personas y por los materiales es básico. La ansiedad por finalizar no puede estar presente, la competitividad no tendría sentido alguno en este recinto, dado que es una forma de expresión y conexión con la naturaleza.
El silencio debe reinar en el lugar. El maestro o la maestra de ikebana, en japonés: sensei, observará tu trabajo una vez finalizado y lo corregirá. Tú tienes que intentar comprender lo que hace. No es momento para contar los problemas que te han surgido, debes estar en sintonía con tu sensei y entender lo que está haciendo.
La forma en que aparecen las plantas en su estado natural es el punto de partida de cualquier arreglo floral, pero una vez cortadas y alejadas de la naturaleza, lo más básico, es que las plantas deberán tener suficiente agua para permanecer frescas durante tanto tiempo como sea posible.
El silencio debe reinar en el lugar. El maestro o la maestra de ikebana, en japonés: sensei, observará tu trabajo una vez finalizado y lo corregirá. Tú tienes que intentar comprender lo que hace. No es momento para contar los problemas que te han surgido, debes estar en sintonía con tu sensei y entender lo que está haciendo.
La forma en que aparecen las plantas en su estado natural es el punto de partida de cualquier arreglo floral, pero una vez cortadas y alejadas de la naturaleza, lo más básico, es que las plantas deberán tener suficiente agua para permanecer frescas durante tanto tiempo como sea posible.
Para restaurar la
vitalidad de las flores y las hojas marchitas, se cortan bajo el agua y
los tallos se dejan sumergidos durante un mínimo de 30 minutos.
Antes de
comenzar, debemos limpiar la superficie de las hojas que vamos a utilizar, sobre
todo, si son hojas anchas y grandes: aralias, aspidistras, cordiline, etc. Se
puede utilizar un papel absorbente humedecido o un paño suave.
Los tallos, tanto
de las ramas como de las flores, hay que limpiarlos de hojas. Deben salir de la
base del recipiente “limpios”. En cualquier arreglo floral los tallos
sumergidos deben estar libres de
hojas para un mejor mantenimiento. A las rosas les quitaremos las espinas.
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Si
utilizamos una hasami o tijera de ikebana, hay que cogerla de un modo
especial, si la utilizas como en el dibujo sombreado en rosa , te pellizcaras
la palma de la mano.
Puedes utilizar distintas técnicas según el recipiente y estilo de arreglo que realices. Si
usas recipientes específicos para rikka, o shoka, van preparados para que el
kenzan quede a la altura adecuada, en contacto con el agua.
Si usas otro tipo de recipientes, puedes suplirlo con gravilla o pequeñas piedras.
Si usas otro tipo de recipientes, puedes suplirlo con gravilla o pequeñas piedras.
Cuando se usa un cuenco ancho y
poco profundo (suiban), el empleo sutil de la superficie del agua, su reflejo y
la impresión de frescura que produce, juega un papel importante en el éxito
del arreglo. Es obvio decir, que tiene que estar limpia, libre de cualquier resto de poda.
Si haces un arreglo
floral en un jarrón de cristal transparente, deberás tener mucho cuidado con
la parte del arreglo visible que queda dentro del recipiente. En cualquier tipo de recipiente que se use, la base del arreglo deberá estar bien
ordenada y concentrada. En un búcaro alto deberá evitarse que los
materiales ocupen toda la boca.
Podemos colocar las ramas y flores tal cual han crecido en la naturaleza, pero con la práctica se pierde el miedo a podarlas y dejar más limpias las líneas. Las ramas en cruz no suelen ser estéticas, es mejor eliminar uno de los lados.
Todos los materiales naturales pueden usarse como línea, o superficie. Una hoja grande, por ejemplo, tiene una superficie poderosa, pero también se puede mostrar de perfil para servir como una línea.
Cuando se
usa un kenzan, las ramas gruesas se cortan en diagonal, para que pueda absorber agua más fácilmente. Si los tallos son muy duros, el extremo cortado
se abre a lo largo para que pueda ser insertado fácilmente en la base de
agujas.
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Las flores y otros materiales de tallo blando es mejor cortarlas
horizontalmente, insertarlas en las agujas en posición vertical y luego
inclinarlas hacia delante o hacia atrás con el ángulo deseado.
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Estos métodos son adecuados si se usa el kenzan, pero en nageire , cuando utilizamos recipientes altos, debemos usar otras técnicas para sostener los tallos en la dirección desea.
Shikiri-dome, poner travesaños de tallos leñosos en la boca del recipiente, para sostener el material y limitarlo en una parte. No es fácil calcular el tamaño, hay que tener cuidado con la presión que se ejerce sobre los laterales del jarrón para no romperlo. Es mejor quedarse corto y forrar los extremos con cinta verde de floristería o utilizar alguna pasta blanda para evitar que se hundan.
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- Autosoporte, cortado en diagonal y apoyado en el lateral del jarrón.
- Añadiendo un travesaño: se realiza un corte al tallo y si se inserta un trozo del mismo material o de otro en el mismo sentido, alargará la rama y permitirá variar su dirección. También lo podemos poner en perpendicular, apoyado sobre los lados del jarrón.
- Si el tallo es lo suficientemente largo lo podemos doblar , dándole la inclinación desea. Absorbe el agua igual.
Algunas ramas y flores las podemos "trabajar": modificar su línea dándole la forma que deseamos. Esto no se puede hacer con todos los materiales, según sus características se emplea un método u otro.
- Doblado o modelado, oshi-dame, hay que empujar con ambas manos la parte del tallo que queremos doblar, hay que aplicar la presión de forma gradual. Esto se hace con las ramas, los tallos de la mayoría de las flores no lo admiten. Esta parte frustra bastante cuando estás empezando. Quiebras ramas o tus manos no le dan la misma inclinación que tu sensei. Se trata de practicar y sobre todo, concentrarse. El silencio ayuda a "escuchar a la rama", si se queja y oyes el "cric", ya sabes que no la has oido bien y tu rama se ha roto.
- Doblado de las hojas, las aspidistras son perfectas para esto, Se sujeta un extremo y vas enrollando y doblando repetidamente hasta que adquiera la forma que quieres, con cuidado de no romperla.
Muy interesante, pero deben ser más explícitos en la forma de usar las tijeras hasami y también la manera de doblar las ramas sin que se rompan. ...
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